Cartas a él

CARTAS A ÉL I

Hoy me encuentras cuando la fragilidad juega en una sonrisa de papel, cuando la lágrima es cotejo de una emoción que creía vencida en los callejones ambulantes del pasado, me buscaste o me intuías en la mala costumbre que hace de la tragedia la punzada álgida en el intento de las explicaciones, explicaciones que son hipótesis que dejan la dudas del no amor, de parecer que nada pasa y sabes me pasa todo.
Sólo llegas a saldar deudas, me dices estaba dispuesto a darlo todo por ti, ya no sé que sucede en esta demencia que me queda entre estas paredes de humo, hoy me duele el hecho de que me digas fuimos, el hecho de que me digas: ¿sabes Rosmery? Te amaba.
Hoy duele la conjugación en pretérito, duele saber que sólo fuimos y que ya no somos ni trémula sensación en esta eternidad de desierto.
De las cenizas que hoy somos, me prestas el aliento sólo para darle una ilusión de vida a esta muerte que me llama a habitarle entre sus rituales. Perdona mi cielo pero no puedo pintar una sonrisa cuando me estoy desmoronando.
Enfriarme con el hielo que deja tu nombre o quemarme con la fiebre que me produces, ya hoy es lo mismo, me has dejado con el dolor que causa la ausencia, pero hoy todo es autoprovocado, yo hice de tu ausencia un festín de lágrimas y hoy, hoy sólo me queda la costumbre sin ti.
Abandonándome en unos cuantos litros de alcohol sólo para sentir que siento es masoquismo, lo sé, aunque este dolor que provocas en los besos que dejé que se convirtieran en polvo o en el sentir que estas manos algún día te tocaron, te amaron, es quimera y pensar que hoy no son más que líneas que se quedaron habitando los silencios pero contigo es simplemente desoladora panorámica de ausencia, sin ti, sin mí y sabes me arde ¡carajo si que me arde!