Amándote en ausencia

Hoy como siempre amanecí con ganas de amar tu ausencia, ya no hay más costumbre que esa, ya no sé como explicar este amor en vacío, no sé ni llamarte por el nombre que mereces.
Creo que son los instintos de mí los que me bordean en capa donde las grietas son los sudores que me dejan entre sus líneas, no es la misma cosa vivir entre miedos que tener miedo a vivir, no, no creo que sea miedo a amarte en tu ausencia es más bien la única forma que encuentro de respirar este aire de ti.
No es despertar sin aromas, es despertar con tu aroma haciendo de mis hormonas una tormenta que brama entre las sábanas, es recuperarte entre los riesgos de estar sin ti, es amontonarme en los siglos de mis horas cuando el ejemplo más exacto es rodearme de una porción de tus labios.
Ya no sé cómo llamarte entre mis defectos, recuerdos, catástrofe o simplemente marca exclusiva en mi ecosistema selvático.
Darte o prestarte cada uno de mis fenómenos es cuadricularme en la idea de abstraer cada uno de tus pliegues, de mirar cada uno de tus ojos y que los párpados se te cierren automáticamente para no mirarme, dices que te entristeces mirarme llorar cuando el frío se me enreda por las mejillas.