Debiste ser tú

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Debiste ser tú

Es cierto que mis incógnitas
acaban en tu boca,
que cada beso es como buscar el olor
de la esperanza en la memoria
y redescubrir el deseo.
Sí es verdad que debiste ser tú
el encargado de conjugar el verbo
_________________________amar
en todos sus pronombres:
......................yo te amo/tú me amas/ nos amamos
sólo así la espera podría ser más
apacible en este rincón en el
que me reservo,
pero no,
te quedaste como al silencio
le queda su eco.

Deshumanizándome

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Deshumanizándome


Intento explicar el efecto que dulcifica
mi carencia de latidos en esta voz que
concluye esta existencia baldía y no encuentro
más sangre que santificar.
Atraviesas la cuerda que divide
la estructura de mis sentidos
y caigo,
y sangro en este ciclo caótico que es mi destino.
Vuelve el tedio a apoderarse de
mi bandera en este país que juega a romperse en un
imparable campo de rutinas donde cada fragmento
deshumaniza el sentimiento.

Atemporal

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Atemporal

Me contemplo siempre en cada reflejo,
en cada latido de donde surge este miedo.
Inerte,
presiento el camino que he de recorrer
en cada partícula de sentimiento concebible.
Me permites colarme por este abismo de tu nombre,
innegable como el mío,
en cada esquirla de tiempo vencido.
Riesgo de ambos al intentar tomarnos de las manos
cuando sabemos que nos limita
el hambre de pertenecernos,
pero,
la caída es indispensable,
el dolor se siente en la herida,
en el desierto que hemos construído tras nuestros abandonos,
tras nuestras muertes,
cada una de ellas líquida y salada,
dolorosa y penetrante como el tic tac de nuestras horas.

Quemándome la piel

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Quemándome la piel
A Juan José

Amándote desde este silencio,
desde este vacío que grita tu nombre en
burbujas de tiempo.
Tú, reposando en paisajes de ayer,
de hoy, de siempre,
trastocando cada centímetro del alma,
bordeando cada ápice de mis labios;
y yo guardándome el último aliento en este
conjunto de letras, mientras,
sigues delimitándome el aire que respiro,
el latido donde naufrago…
tú, quemándome
la piel.

Eres

4 Reflejos

Eres la sensación que cubre el silencio
en su espesa capa de niebla,
la singular y pretérita forma de sentirte
como un hormigueo al costado,
donde más dueles,
donde te condensas como aire en espacio pequeño,
como ese lamento luego de ungirme de
sal(tu nombre) las heridas...
Tú, verbo conjugado en destino
de agua...

En silencio

16 Reflejos



En silencio

¡Shhh silencio!

Hago silencio en estas
cuatro paredes que te revelan,
entre las telarañas que me atrapan,
que me ahogan, en la
niebla de esta soledad,
esa que acaba en un desahogo
de pastillas.
Ausente. Estoy ausente de mí,
de ti, de ambos,
ya no soy y me amas y te
amo y no somos.
Te extraño. Te extraño en
esta trama que hemos creado, en
este arenal que no se termina,
en esta eternidad de ocasos.
Te beso. Te beso en este
vacío, beso la ausencia de tus manos,
beso el latido que sólo es humo.
Soy polvo. Lágrima pulverizada,
cenizas de un ayer
perpetuo…

I

2 Reflejos
¿Cuántos años llevamos
respirándonos
las heridas?
Hoy el azar juega en
el lienzo de los años
esos, que se nos
presentan como plastilina,
bordeando
los filamentos de nuestro
silencio aún cuando las lágrimas
juegan en un instante de
azúcar
y tu verbo se conjuga
con mi soledad…

DESPOJOS

6 Reflejos

Despojos

Necrosada en el revés de la luna,
febril intentando huir de la noche
sin espinas en el hipotético
abandono de la semilla carnívora
del destino.

Las flores de mayo pronto se
marchitan en la descompuesta
lengua de los años,
en el hambre perenne de
esta muerte húmeda y sangrante.

Los límites son pocos
y la existencia rompe los
hilos de la marioneta en que
me he convertido;

pronto caen noctámbulos
y pretéritos los segmentos
que suelen esculpir esta blandura
y paradójica coraza de
piedra fundida…

Vacua

6 Reflejos







Vacua



Hoy la vegetación agreste
anda merodeando el silencio
de los inocentes,
mientras las lágrimas de un
futuro sin consecuencias se
han vertido en esta superficie
de vacío.
Inocua oscilando en un pasado
sin efecto, como el frío que calcina
los huesos cuando la huída
es el único camino,
y la huella de los años
queda incesante pretendiendo
suicidarse con el lazo
del destino…
…Vacua del hábito






causa/efecto.

Constitución

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Constitución

Estamos como al principio,
conservando el disfraz de siempre:
este dolor tan merecido en el
costado del silencio.

La fragilidad constituye
mi equilibrio y a cualquier asomo de
tempestad caigo en este vacío
tan constante,
en este destino de lágrimas.

Despierto siempre en la misma
avidez de los días y el tiempo
se me vuelve herida en el tic tac
del recuerdo;

pretendo esconder esta
ausencia pintando las grietas
que deja tu nombre en esta
calle corroída de pasado.

Renuncio a este temblor de
no ser de mí y de procrearme en la
trivialidad que deja el asombro
en instantes de vértigo,

mientras la soledad aclama su
espacio en esta atmósfera de
paranoia compartida.

Pasos desnudos

4 Reflejos
Pasos desnudos

Me falta el dolor con el que me vienes,
la distancia con la que me sucedes,
el hábito de vivir en esa huella
impecable que deja tu nombre.

A veces se me da por resignar
la esperanza al borde de este
corazón palpitante y se me esconde
este ardor de ti,
de nuestro silencio haciéndonos
uno en este espiral de vida.

A paso lento,
camino desnuda de caricias,
de vértigos,
de besos guardados en esta
lejanía que suele robarme la calma.

Me llegas como ola en marejada,
como el precipicio a su caída;
y excedo este umbral de ti con un
mágico te amo en los labios….

Argumentándonos

15 Reflejos


Argumentándonos

Me faltan argumentos para definirnos,
para tratar de leer nuestras necesidades,
para incrementar el umbral de
sentirnos.
Ya no nos define la soledad,
no nos delimita la pasión en los reflejos que
aguardaban en la sombra,
hoy emergemos como emerge la mariposa:
- rompiendo pliegues,
abandonándonos de nosotros-
Somos tan exactos que
nos dolemos mutuamente.
El vaho del respiro se confunde
con esta costumbre de abrigarnos
a los kilómetros que nos
separan.
El reloj dan las doce y aún nos extrañamos,
un minuto más y nos colgaremos en nuestras
soledades, como aquella vez cuando juntos
nos atamos a la eternidad de
un te amo…

Herida nocturna

10 Reflejos


Herida nocturna

Abandonando las mañanas a un
respiro donde el dolor de las
horas es veredicto
primigenio.

Todavía humedezco sin llorar,
las lágrimas deshabitan este destino,
y la sal unge la herida sin escape de
vestigios aún cuando el silencio
santifica con su
sombra.

Noctámbula, me abrigo de polvo en
la retórica carencia de símbolos,
mientras crecen musgos en mi boca
tratando de engullir la soledad
disfrazada de
calma.

La reliquia de tu nombre sabe a
punzadas en el costado donde se
enrollan historias haciendo corazas
de ausencia;

aún castiga la huida en los párpados
cuando cae la noche al cubrir
de diluvio este goce
momentáneo.

Cartas a él V

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Cartas a él V

Hola mi cielo.

Hoy me dices: me perdí en tus ojos y yo sólo dije: estoy jugando a ser niña, perdiéndome en ese beso robado, instruyéndome de pasado en este cuarto de hora y resulta que mi tiempo no ha fluido, ha estado contigo en mis tantas equivocaciones, en mis tantos aciertos.
Te recuerdo. Siempre lo he hecho sólo que hoy cuando la mariposa alza vuelo es obligatorio volver a nuestros inicios, a ese día en que tú te perdiste en mis ojos o a esos días cuando un beso robado era la respuesta más clara a cualquier pregunta formulada.
Rosmery ¿qué pasa contigo, con esos aires de insensibilidad que te caracteriza? Creo que te has ido a dar una vuelta y volvió aquella que se emociona con un “bella”, tú eres unas de las tantas cualidades de las que no me quiero olvidar; tan hermoso es una sonrisa mostrada en los labios cuando mi pensamiento está en ese día al caer la tarde bajo la vista de Dios y con el amor llenando cada espacio de este corazón que hoy por hoy siente un frío vacío. Pero sabes que hoy me rige la hipótesis de que no nos hemos superado, me rige el hecho de que tú y yo no queremos olvidarnos, el hecho de que el tiempo ha disimulado nuestras ganas, nuestras ausencias o al menos la mía, te hablo por mí por lo que de este lado de la moneda santifica el azar.

Me dueles

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Me dueles


Me dueles en cada centímetro
cúbico de lágrimas que he
derramado, me
dueles.

Me dueles en la carencia
de latidos, en este grito de ausencia
que aclaman tus besos, tus manos,
me dueles.

Me dueles en cada hoja seca que se hiela
en este precipicio de silencios,
febrilmente me dueles y nos amamos
en el látigo de la distancia
que nos condena.

Me dueles en cada
gota de sangre que
c
a
e,

me dueles, cuando camino, en el bullicio
del parque, en el andén de la esquina, me
dueles en este suspiro de ti, en esta
brizna que somos,
me dueles...

Suicidio lento

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Suicidio lento

Vuelvo con el miedo plegado
a los tobillos y la lagrima pulverizada
de tiempo, con el vacío llevado a
cuestas y el recuerdo escondido
como aguja en un pajar.

Los hilos de ayer son tan frágiles
que terminan por desprenderse precipitando
la caída en el oleaje de la vida, en la infinidad
que abriga el silencio en su lengua de
sacrificios.

Montando una mueca de
satisfacción a este herida maniática,
esa que suele habitarme en noches de
polvo y suplicas de vértigo.

Cruzando abismos en
esta urbe de monotonías voy
arrancándole un átomo de oxigeno a
este abandono;


al terminar un café haciendo
compañía y la sangre goteando
– suicidio lento –

Narcótica

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Narcótica

Te aguardo silenciosa en el eco
de mí, en mis vagas emociones,
así como cuando se me da por llorar y
creer en las estatuas del pasado;

es tan repetitivo, tan mío que
ya el dolor sobrepasa el umbral.


_______________- Te me has vuelto anestésico –

Tengo cerradas todas las neuronas
para comprenderte en el vacío
donde me habitas, en el dolor que
no duele, en esta respiración
tan tuya.

Te concentras en el ombligo como
herida que no sana, dueles, tanto así
que a veces siento que soy inmune
en cada lágrima.

Es tan narcótica esta necesidad de
sentirte que suelo amar el espejismo
de ti, la voz que me llama, la radiografía
de la soledad limitándome en tu aliento.

Siento este ardor de ti, así como
se siente dormir con el estómago vacío
o como cuando en vez de matriz sólo
sientes los huesos plegado a la piel;

y sólo me queda la tinta con la que
suelo suicidar una hoja en blanco,
mancillándola de ti, de mí, de lo
imperfecto que somos.